Las leyendas sugieren que el ajedrez nació en las vastas llanuras de la India, bajo otro nombre y con piezas de poderes diferentes. Allí, en su tierra natal, el ajedrez forjó sus primeras alianzas con la historia, convirtiéndose en un pasatiempo apreciado por reyes y plebeyos por igual. Con el tiempo, viajó al lejano oriente, donde se transformó en el "ajedrez chino", antes de zarpar hacia Europa, guiado por las manos de los musulmanes y los vikingos.