May 29

May 29 “Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón.” William Shakespeare

El vigor de una mirada puede llegar a ser una expresión energética, en momentos tan fuertes que logran despertar del más profundo de los sueños a cualquiera. Una mirada puede estar cargada de tal fuerza, que provoca una reacción energética interior al procesador y el receptor de la mirada, sea persona u objeto. Sentir que alguien te mira puede causar un sin número de reacciones, o emociones; tanto de placer como de disgusto.

Si nuestras perspectivas de la vida es basadas en el dicho “los ojos son la ventana al alma”, tendríamos que reconocer que cada mirada es no sólo una única vía de energía enmarcada por cada individuo, con la cual podemos crear o destruir. Consideramos mirarnos un medio netamente visual, dejamos de apreciar en oportunidades el hecho que el transmisor llega a transmitir cientos de cosas. Los ojos y/o mirada de una persona logran decir mucho más allá de la máscara de las apariencias.

En efecto, el lograr una conexión directa de miradas puede ser intimidante, ver a alguien directo a los ojos logra transmitir o experimentar una cantidad ilimitada de emociones, podríamos decir que pasa a ser un momento íntimo. Un intercambio de miradas cargadas de dominio, autoridad e influencia, incluso una mirada puede llegar a matarte. Viejos mitos cuentan historias de enfermedades tales como “el mal de ojo” , una creencia que supone que una persona puede enfermar a través de las malas intenciones de una mirada, la intención es siempre lo más importante.

Cruzar miradas será siempre un alto transmisor de energías entre dos personas, que usamos para expresar nuestros sentimientos y desarrollar un alto nivel de conexión, si la conexión es profunda, las miradas llegarán a ser intensas y dirán muchas más cosas que una mirada casual, la primera vez. Convivir con alguien fortalece tu familiaridad y su mirada. Aparte de estimular en nuestro cerebro un sin número de hormonas, una sola mirada tiene el poder de alterar los niveles de nuestro cerebro. Los enamorados tienden a compartir miradas constantemente, incluyendo un alto nivel de intimidad, estas prolongadas miradas en instantes llegan a ser altamente adictivas.

A diferencia de la mayoría de los animales que habitan en la tierra, en nuestra especie los humanos “somos los únicos mamíferos que somos capaces de hacer el amor cara-a-cara” (Allende et al., 1999). A pesar que algunos otros mamíferos podrían verse a los ojos durante el acto sexual (coito), muchos de ellos prefieren solo fornicar en otras posiciones, además tiende a ser un sexo corto, sin contacto visual, netamente por pura procreación o para pagar un favor; un acto de conexión básico.

A pesar de que los humanos también son capaces de fornicar, lo cual pasa con más frecuencia de lo que nos gustaría aceptar. Pocos practican el arte de “hacer el amor”, solo podemos decir que hicimos el amor, si durante el acto del coito compartimos un alto nivel de intimidad; un alto e intenso intercambio de miradas, nada tendrá un nivel más alto de intimidad que una mirada intensa. Solo podemos decir que hicimos el amor, si durante el acto del coito tendemos a mantener las miradas entrelazadas. Literalmente los ojos no saben mentir, el más alto nivel de intimidad sería fornicar viéndose directamente a los ojos, por una mayoría de la duración del acto del coito.

Ahora, te pregunto: ¿Ves a tu pareja directamente a los ojos? ¿Ves a tu pareja a los ojos durante el sexo?

Cualquiera sea tu respuesta, te informo que hacer el amor cara-a-cara y viéndose directamente a los ojos amplifica tu placer y conexión. Como resultado puedes empezar fornicando y terminar haciendo el amor.

Ver a alguien directamente a los ojos, es verlos realmente desnudos. Es la manifestación de confianza y honestidad en el mismo lugar. A través de tu mirada puedes amar con sinceridad, en oportunidades con miedo. Este simple acto le da confianza a tu pareja de tus sentimientos, les asegura que no eres simplemente uno más de la lista. Solo mirando a alguien directamente a los ojos aumenta tu nivel de atracción, conexión, respeto e interés. Finalmente puede ser incómodo en un principio mirar a alguien directamente a los ojos, más aún si sientes una alta atracción por esta persona. Te propongo que te llenes de valor y lo intentes, porque al final haber vivido sin perder la percepción del tiempo con alguien especial, es simplemente una pérdida de vida.